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viernes, 29 de enero de 2010

En algún lugar

Las manos heladas se ocultan por debajo de las sábanas, van palpando, buscando los contornos de su cuerpo. Las oscuridad se vuelve sofocante, el gemir cada vez más abismante, en el borde… los pies, que desfilan como en una procesión. Tu pierna se fractura por el interior de este lugar desprovisto de perceptibilidad. La humedad se desliza por mis paredes y el calor de tu torso es más aproximante. Tus dedos se sumergen en esta boca carente de complicidad, Permítemelo…!!! Las palpitaciones se han hecho presentes y juegan con tu vaivén desenfrenado, Permítemelo…!!! Voy resignificando con mis labios cada uno de tus miembros. Mi lengua se pierde en el contorno de tus orejas, susurrándote esa fantasía que sólo tú sabes. Tu sudor se empodera de esta piel que va cediendo cada vez más…cada vez menos. No hables…puede que mis fantasmas y tus temores se unan conspirando esta escena,… que claramente nunca nos atrevimos acometer...

Así lo recuerdo

Vigilas desde este cuarto
Donde la sombra temible es la tuya
No hay silencio aquí
Sino frases que evitas oír
Signos en los muros
Narran la bella lejanía
(Haz que no mueraSin volver a verte)

Alejandra Pizarnik



Así lo recuerdo, había llegado hace un par de días con todas la ganas de sentirme responsable de mi existencia y desconectarme de un amor perro…Sonriente, porque horas antes de tomar el bus me expreso que deseaba mi amistad...Una excusa al final y al cabo!!! Porque se dio cuenta, de que me estaba perdiendo…Le prometí que lo pensaría.
Más de alguna cerveza tome pensado ¿qué sería de un nosotros? en esas calles tan generosas y que siempre deseamos conocer juntos, pero lo chocante del clima me devolvía afortunadamente la lucidez y aquellos pensamientos se retiraban y daban lugar a las decisiones que debía tomar desde tanta distancia… siempre era lo mismo una Quilmes y un par de empanadas.Minutos más tarde me dirigí sin un rumbo fijo - para quien no conoce una ciudad el dejarse llevar, es lo más apasionante del acto de viajar - ya llevaba varios libros a mi haber, pero no recuerdo que me hizo entrar a esa librería en especifico, creo que fue unos discos de Sabina… en fin , prefiero recordar que fue eso!!!
Yo ya sabía sobre sus actos de cortesía, por lo que no me sorprendió tanta amabilidad de parte de él, lo que si…fueron sus ojos!!...No paraban de brillar… me sonreían… (Después comprendí que me estaban invitando...)…conversamos acorde al contexto en que nos encontrabamos, (él era el vendedor y yo su clienta…no se podía pedir más) pero ambos sabíamos que queríamos conocernos desde las calles…desde la cotidianidad…desde nuestra vulnerabilidad…desde nuestras rabias y frustraciones. Fue así conteniendo la cosquilla y la sonrisa cómplice que concertamos nuestra cita al día siguiente.
Esa noche no dejo de pensar en que le depararía el nuevo día, se adentro en el ejercicio de recordar, y llego a la conclusión que habían pasado años de no sentir aquel nerviosismo que le cortaba la respiración y la obligaba a tomarse las entrañas para no dejar huir aquella sensación…Ese día despertó mas excitada de lo de costumbre. Le llevo un par de minutos asimilar que estaba en un cuarto completamente pintado de blanco con un ventilador que no paraba de ronronearle y a varios ceros de distancia. Se levanto más tarde de lo de costumbre, obvio, eran sus añoradas vacaciones por las cuales se mamó más de algún berrinche de su jefa y un dolor lumbar.
Llegado el encuentro, caminamos por la peatonal Florida, dejando en manos de él, el posible recorrido – ambos percibíamos que algo estaba ocurriendo pero estábamos demasiado excitados para prestarle atención - teniendo ambos como aliado un cigarrillo, nos dirigimos a un café.
Entramos al Tramontana, un local inmenso, el cual me dio la impresión que tiempos antaño debió haber sido un teatro. Nos sentamos en el lugar más apartado, para que no nos molestara el sonido de otras voces, solo queríamos las nuestras…Fue así que lo vimos por primera vez…Venia desde el bar, traía un vaso con agua y un semblante distraído, su senecta silueta se vislumbró detrás de un órgano, como parte de una ceremonia de iniciación, esperando el vamos para consagrar nuestro encuentro.
Aquel músico, se ensamblo con el instrumento y así sin más… en cada acto!!!… se exhortaba de sus frustraciones…en cada acto se desligaba del afanoso ejercicio de querer coger el tiempo…en cada acto!!!…porque sólo eso no muere, porque sólo eso lo salvaba de la muerte…y a momentos aquel anciano , nos afloraba una leve sonrisa como quien aprendió a reírse de sí mismo…Con sus suaves melodías vivenciábamos nuestra vulnerabilidad y la fragmentación de la felicidad… y aquellos sensibles acordes nos hizo fluir la imaginación, compenetrarnos con su cotidianidad… transportarnos al sillón donde se sentaba todas las tardes, después de llegar de su trabajo de jornalero.
Habían llegado hasta la ancianidad juntos, sin embargo, no podía decir que ella, al lado de él. Se habían conocido una tarde de lluvia de un día jueves hace 43 años atrás. Para él era uno de esos días en que necesitaba reír, si!!! Reír tan solo, hasta que sus entrañas se contrajesen de dolor, para poder desahogar tanta energía que cargaba. Ella estaba sentada en la pérgola de la mano de un joven. El llego ahí traído por una compañera de facultad que tenían en común. Esa tarde jamás escucharon palabra alguna de las personas a su alrededor, ¿sería que sus risas habían sido más fuertes que las voces de los demás? Quién sabe.. Solo ella fue la única que comprendió su humor…Así se conocieron y así transcurrieron sus vidas…solo el humor tenían como cómplice.
Desde su anhelado sillón se cuestionaba la idea del por qué lo había elegido a él, sin embargo, nunca se dio el ánimo de pregúntaselo frontalmente, cada vez que llegaba a ese estado melancólico, le venía una sola imagen a su mente…aquella, juntos caminando por el parque, disfrutando del deshojar de los ciruelos, del viento que anuncia la despedida del invierno para dar paso a la primavera, el pisar de las hojas y gozando ese sentimiento sobrecogedor , le había preguntado si quería compartir su cama, el calor de su chimenea y los otoños venideros…ella sin asombro y sin detenerse le contestó “pero si ya sabes mi respuesta” …
La cálida música los motivo a pedir una cerveza más para pasar ese calor irritante. En el transcurso de la noche conversamos sobre los resabios de una dictadura pero vista desde ambos lados de la cordillera y del peso que cargábamos por ser hijos de ella…sobre nuestros proyectos…inconclusos por falta de ánimo, recursos o simplemente por no tener los cojones…sobre bares, borracheras varias… pero por sobre todo de Literatura y de cuan transversal era en nuestras vidas… todo al compás de los brindis y de ese viejo órgano - lo que no sabíamos era que aquel iba a ser un puente entre nuestras memorias, un imaginario bicompartido, el elemento preciso para mantener estrechados los afectos ….la conexión entre la virtud y la carne.
Salieron de aquel Café con las ganas irresistibles de fumar, asumiendo que aquel vicio era superior a cualquier atmosfera acogedora en la que pudiesen estar inmersos… Nos vimos caminando sin rumbo fijo, por aquella Avenida Corrientes que tantos años atrás había anhelado recorrer. La noche había caído y nos obligaba a tomar decisiones…fue el tan simple acto de tomarme de su mano, para que la pulsión de besarlo fuese inmediata..Ahí, justo al lado de un basurero, a la salida de una confitería nuestros labios se unieron y concretizamos el sentir, ese desde que nos vimos por primera vez.
El decidió compartir sus íntimos espacios invitándome al bar que le daba acogida en sus momentos libres, por lo que llegamos a la estación Constitución para abordan el tren y conocer ese mundo que no sale en las portadas de revistas ni es atractivo para una sociedad que margina. Mi espíritu excitado y mis ansias de conocerlo todo no opuso resistencia alguna. Conteniendo una vejiga sobrecargada por tanta cerveza degustada, cruzamos el Charco de la ciudad y llegamos al Antrofino.
Una vez ahí, serian los Pixies quienes nos abrían dado la bienvenida - selección hecha por él, que generosamente su amigo de la barra nos otorgaba caprichosamente – unas pizzas y bebiendo fernet por primera vez continuamos compartiéndonos…compartiendo nuestros mundos tan distintos, respondiendo tantas preguntas y dejando otras tantas inquietudes para un después…Los acordes de “where is my mind” y el sonido estridente del vocalista nos llevo a entender del porqué aquel anciano estaba tras un viejo órgano musical…
Un día se había levantado de su sillón – lo había comprendido todo – por lo que le dijo: “ya nada más, le había otorgado los mejores años de su vida y ella jamás se había atrevido a tirarse sin paracaídas…la rutina, el tedio, la falta de pasión y por sobre todo su incapacidad de locura, se había traducido en años de mal sexo… para ella todo se desvanecía, se fracturaba… siempre había sido en una indolente para con la vida y él ya no estaba dispuesto a tal situación!!!!”Jamás verbalizo el dolor de su partida, fue un episodio borrado automáticamente, como un arma de defensa ante el sufrimiento. Fue así que busco nacer desde el fondo de las cosas y un día… sin más, se encontró frente aquel viejo órgano guardado en los anales del subterráneo. Desde entonces, todas las mañanas, como todos los sábados, se levanta y prepara unas tostadas, coloca la pava casi llena y se siente en aquel sillón a desayunar con su mate…. Para luego dirigirse al Café, de cuyo nombre ya no recuerdo…
Esos dos seres que se conocieron en una librería y que compartieron una noche, quedaron perdidos en un Bar, suspendidos en un país X , la inabarcable distancia se empodero de ellos, dejándoles…Un recuerdo en un tren…Las huellas de sus pies…Unas frases perdidas…El olor a sus sabanas…Un beso a fernet…Y un tal vez.
a Manuel García…

Aires dieciocheros




Es inevitable salir a las calles y que el olor al asado le dé la bienvenida. El viento poniente te acaricia las mejillas hasta tapín 6 de la tarde, porque después se le olvida, y nos sorprende con una lluvia mal acogida, no dejando ir al invierno para dar paso al florecimiento primaveral esperado …a pesar que los aromos con sus colores pasteles son los primeros en anunciarlo. Y es que ha llegado Septiembre…



Con él percibes que las personas anónimas con las que compartes las calles se ven más felices - considerando que los santiaguinos andamos grises por la vida, como si hubiésemos nacido con una nube negra en vez de una marraqueta - ¿será que son varios días feriados? Por lo que puedes descansar a mansalva?. Creó que no, muy por el contrario. Todo el ajetreo que significa hacer la típicas empanadas y dar la recepción a todos los comensales que llegan a la casa, termina siendo una jornada laboral más y peor si se le considera que no tiene remuneración alguna, económicamente hablando (pero , tampoco nos pongamos webones!!!)



Así mismo la inversión en chicha, vinos varios- esos que dicen que son característicos de este terruño - más los arreglados de chirimoya con plátano que hace un tío e hizo bailar cueca a mi difunta abuela, a sus 96 años de vida, no dejan de ser menor. Pues el 18 es la única fecha legal en la que puedes emborracharte hasta el punto de olvidar tu nombre y los pacos no te hincharan las bolas (claro, porque ellos aunque lo nieguen, también hadan enfiestados - a lo Canitró - por las convulsionadas veredas capitalinas)



Salir en la noche en busca de alguna ramada que se ajuste a tu bolsillo perro no es difícil, existen una variedad inmensa hasta cayendo en el punto de lo aberrante – como mierda inventan una fiesta dieciochera, “Especial Blondie”, (sin ánimo de herir sensibilidades, pero alguien me podría explicar eso?)...Ves desfilar a lo largo de las noches a jóvenes, niños y ancianos, pues tampoco hay discriminación etérea para esta fecha…todos disfrutan de las cadenciosas melodías del baile “nacional” y del tatareo de sus letras picarescas…



Sin embargo, Septiembre es más que eso… sabes que al salir te estarán esperando una jauría de volantines luchando por el dominio de los cielos, los mismos que en tu infancia te hacían correr cuadras y cuadras cargando un palo, sin saber de semáforos, de automóviles, ni mucho menos de leyes del tránsito… tan sólo con el afán de poseer aquel trofeo de destreza y perseverancia, sin importar que de él, solo conservaras sus palillos. Te subías al techo de tu casa para contemplar tardes enteras la contienda entre cometas y ñeclas, volantines o pavos, daba lo mismo…solo era el placer de cargar con el carrete en tus manos y sentir que las alturas te pertenecían. Nuestras madres por otro lado, cada vez que veían llegar estas fechas, nos amenazan con no llevarnos en familia a celebrar al cerro Colina… si rompíamos las planchas y fonolas del techo…




Ves el danzar imponentes de sus indelebles cuerpos sobre los aires, manejados por niños y niñas, que una vez llegados del colegio, las calles los espera. Sus rostros emocionados me evocan las reuniones en la casa de un tío que vivía al frente de mi casa. Mi tío Jhonny,el cual, tenía fama de curar hilo, como parte de un ritual anual. Congregaba a todos sus amigos del pasaje a beber cerveza, mientras él manifestaba todo su desplante con su técnica. Pero como no iba de tener tal fama su hilo, si era Invencible - decíamos nosotros inocentemente cuando niños.




Te preguntas, en lo más hondo de tu ser ¿qué significa las “fiestas patrias”? , sin caer en nacionalismos y en las ideologías de los que gobiernan este puñetero país… podría responder con cariño, que simplemente es ver la unión de personas - en sus diferentes manifestaciones - pero es Unión. Es ser conscientes de las tradiciones y costumbres que marcan tu diario vivir, compartir espacios y aprender de ellos. Es esa sabiduría que te entrega el fogón mientras preparas un rico pebre, para cucharearlo con sopaipillas o un pan amasado hecho por las generosas manos de tus tías… Comprender que tomar un pigüelo, es más que un pigüelo, sino un nexo para seguir estrechando lazos con la gente que estimas, para explayarte, quererlos más o terminar odiándolos, pero con la certeza que terminaran cocidos como piojos, abrazados e inventando motivos para seguir diciendo... Salud Mierda!!!

jueves, 8 de octubre de 2009

Ante la nada...todo

Ella sale de su casa, nuevamente con los mismos pensamientos.
Recorre las calles sintiendolas como una ultima vez.
Los ojos de hoy día no volveran a ser nunca más los mismos.
Nacio con esa frase veridica en sus labios “todo cambia” no hay certeza de donde agarrarse, sólo se sabe que hay un después…

Somos leve zumbido que se conecta con lo gutural de la vida.
unos simples seres huerfanos.
Solo podemos hacernos cargo de eso

viernes, 17 de julio de 2009

UNA CUEQUIADA TARDE


Contaba los minutos para salir del trabajo, en casa me esperaba una larguísima lectura, sin embargo, tenía que pasar primero a casa de una amiga a devolverle unas monedas que me había prestado días antes, un poco desganada por que las necesitaba nuevamente. Al golpear es ella que me sale al encuentro nos abrazamos fraternalmente, como de costumbre, estaba lavando la ropa sucia amontonada por una semana convulsionada por lo que estaba la casa patas pa ´rriba. Conversamos escuetamente ya que mi ida era inminente, en eso recibe un llamado de un amigo en común, invitándola a ver a los Trukeros, un grupo de cueca brava de renombre y al cual no conocía…nuestra respuesta fue espontanea…si!!!! Total lo demás podía esperar unas horas más…

Nos juntamos en el metro salvador, un lugar donde el pelillo capitalino cambia radicalmente, y donde la puntualidad fue como nunca decisiva, nos fumamos el cigarrillo correspondiente antes de entrar al gran evento gran. Como anfitriona de ceremonia se encontraba una amiga de años a la cual no veía hace rato, una grata sorpresa como para iniciar el vamos de la tarde cuequera que nos esperaba.

Sentados en nuestros asientos , en primera fila obvio, para no permitirnos dejar pasar ningún detalle…esperamos impacientemente a los músicos mientras veíamos un documental en homenaje a tan distinguido “baile nacional”…una vez subidos los músicos al escenario empezó la fiesta , mierda!!!

El primer acorde vino acompañado de la invitación a tomarse el escenario y gastar las tablas de tanto zapateo, no terminada la frase la actitud de las espectadores fue inmediata… cuatro parejas sin ningún pudor se empoderaron del escenario. Toda la choreza se manifestó en cada movimiento de pañuelo, no importaba si lo hacías bien, lo relevante era que lo sintieras y sus sonrisas lo dejaban en claro…en esa misma dinámica pasaron más de una hora de jolgorio.

Con Luciano nos mirábamos, pero ninguno de los dos se atrevía a verbalizar la vergüenza que nos daba subirnos a bailar, sin embrago, nuestros pies no dejaban de seguir la melodía, pedían a grito distenderse…llego un momento que me vi con una sonrisa en mis labios, eterna, cariñosa, integra, que me llevo a cuestionar cuan cobarde se podía llegar a ser para con las cosas que nos obsesionan, mientras mis ojos no le quitaban la vista a un caballero que se la había bailado toda…

Me dije que más da, ¿qué es lo peor que puede pasar (aparte de un No)? …Pedí un pañuelo prestado y fui a invitarlo a bailar, más que mal mi amigo no se atrevería por más persuasión que hubiera utilizado…Don Mario se llamaba, me tomo del brazo y nos subimos al escenario. Arriba le comente que no sabía muy bien, que él tenía que enseñarme (a modo de amenizar el encuentro)…Él sin ningún pelo en la lengua me dijo “La cueca se siente mijata no se preocupe como le salga…báilela simplemente” que palabras más certeras y humildes había escuchado!!!

Después de haber bailado tres pies de cueca seguido, no había quien me bajara…comprendí ahí que el escenario se había prolongado a todos y cada uno de los rincones de la sala, la gente se había empoderado del lugar y las sillas donde una vez sentados habíamos sido meros espectadores, ahora estorbaban y fueron corridas para dar más espacio a la cancha.

Terminado el evento, luego de dos horas y media ininterrumpidas, salimos los tres hiper-excitados, transpirados a morir. Afuera nos esperaba una refrescante lluvia, a modo de equilibrar todo el calor vivido con esas personas, sobre esas tablas, que habian tenido solo como cómplice…La Cueca